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EL INMORTAL DEL TIEMPO ABRE LAS PUERTAS A LOS MUERTOS

¿QUE ES LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS?


Aquella visión me dejó pensativo durante varios días, las visiones tienen una intensidad enorme, que quedan grabadas en la memoria de una manera diferente, a lo que generalmente recordamos de nuestra vida diaria, se pueden repasar una y otra vez, y aunque pase el tiempo siguen ahí, imborrables. Aun así, no acababa de entender, o por lo menos enlazar aquella visión con algo que ya hubiese visionado.

Una noche, mientras dormía, pocos días después de aquella primera visión de los tres mundos de los muertos, aparecí nuevamente en el mismo lugar, en el puente, de aquella primera visión. Pasé por todo el mismo proceso que siempre me sucede, me miré los pies, los vi, esperé y tras un rato, me pasó el frio miedo natural que sucede al entrar en estos lugares, tras lo cual vi mis pies convertidos en pies y manos de mujer.

Me encontraba justo en la entrada del puente, las turbulentas aguas de la izquierda seguían con su impetuosa fuerza, y el pequeño rio de la derecha seguía mansamente con abundante agua. Me fijé en el, sabía que si alguien se bañaba en aquellas tranquilas aguas, su cuerpo se podría curar de sus
enfermedades y también se rejuvenecería. El problema era la dificultad de llegar hasta él, y si cualquier humano lo cruzaba nadando, ya no podría regresar al mundo de los vivos, por lo que pensé que se podría bañar justo pegado a la orilla de este lado y así se podría nuevamente regresar.

Absorto en aquellos pensamientos, noté un murmullo enorme, como de millones de personas, aunque muy sutil, esto hizo que mirara al frente, por la calzada del puente. Justo a la mitad, una espesa neblina impedía ver más allá, sabía que si caminaba hasta allí no podría ya regresar jamás. El murmullo parecía ir en aumento, advertí como algo se movía en aquella espesa neblina, empecé a temblar, tuve un estremecimiento espantoso, pensé que miles de fantasmas saldrían por aquel puente, si llegaban a tocarme, se me meterían en el cuerpo y ya no podría sacarlos jamás, mi primer impulso fue escapar, pero aterrado vi como mis pies de mujer no se movían, no me permitían correr, entonces grité:

_ ¡Cabrona, déjame ir!

Pero sentí como los pies se asentaron aun mas impidiéndome moverme.

Espantado, miré hacia la neblina, queriendo saber que era lo que iba a acabar con mi vida, al fin, vi a alguien caminando, lo hacía lentamente, entonces juntando mis manos imploré:

_ Sé que eres La Mala, pero por favor déjame ir.

Sentí como mis pies se afianzaron aun mas en el lugar, entendí que aquella mujer, la que me llevaba a todas aquellas visiones quería que viera lo que iba a suceder, pero ¡coño!, yo no quería ver nada, quería salir corriendo.



No me quedó más remedio que mirar paralizado lo que sucedía. El joven que avanzaba por el puente, en solitario, y que ya había pasado la mitad de este, de improviso se giró y sacó de un bolsillo de su pantalón como un frasco de vidrio, entonces gritó algo y aquel frasco pareció empezar a absorber la espesa neblina que impedía ver lo que había al otro lado, al rato, era visible no solo la mitad del puente
que hasta ese momento estaba oculto, sino que toda la tierra que había al otro lado ahora era perfectamente clara.

Empecé a caminar en contra de mi voluntad, no podía evitarlo, al mismo tiempo vi como aquel joven, justo a la mitad del puente, saltaba por la baranda de piedra, de unos 90 centímetros de altura situada a mi Izquierda, por el lado donde afluían los tres caudalosos ríos. Di por sentado que aquel muchacho se ahogaría en aquellas tumultuosas aguas, mientras yo me elevaba hasta la columna central de aquel puente, que era la más alta, desde allí, pude observar el mundo que se había abierto, el mundo de los fantasmas.

Contemplé toda aquella inmensidad de tierra, que era completamente plana, allí solo había eso, tierra, ni una colina, ni un desnivel, nada. Estaba encima de la columna del medio de aquel puente, a unos 30 metros de altura sobre la calzada, había una piedra de unos tres metros de largo sobre la cual podría caminar, pero justo a la mitad de esta, que era también la mitad de todo el puente, había una marca, la frontera entre el mundo de los que acaban de morir, y el mundo de los fantasmas, si pisaba el otro lado allí me quedaría para siempre.

Entonces pensé, ¿Y donde están los fantasmas? Miré de reojo hacia mi lado derecho, girando mi cabeza hacia el lado izquierdo, y  ahí empezaron a aparecer fantasmas por todos lados, primero vi a muchos de pie, despiertos, pero quietos, había cierto espacio entre ellos, eran una inmensidad, pero aquellos eran únicamente los que habían tenido una muerte violenta, por lo que tardan siglos en dormirse, pero al poco rato empezaron a aparecer mas y mas, algunos despiertos, otros semidormidos y otros completamente dormidos. Los fantasmas no se duermen como lo hacemos nosotros, se
quedan quietos aun estando despiertos, y con el pasar del tiempo se van quedando dormidos en esa misma posición, por lo que había muchos dormidos de pie, otros sentados o en las posiciones más inverosímiles, no había ninguno acostado como lo haríamos nosotros. Otra cosa que descubrí fue que no hay un fantasma por cada muerto, sino que existen varios fantasmas por cada muerto, cada uno tenía su espacio perfectamente delimitado, que era como una cárcel que les impide salir de él. En ese espacio se puede ver un fantasma, muchos de ellos el fantasma en los momentos antes de la muerte, pero también están como niños, habitando una casa, en fin diferentes épocas de la vida de cada uno. El espacio donde puede moverse un fantasma corresponde al lugar de mas intensidad de su vida, asi si una persona es asesinada en una habitacion, esa habitacion será el espacio equivalente en el mundo de los fantasmas y no podra salirse de ella. Si el Yo tiene fuerza de voluntad, podría para liberar a su fantasma, elminar esa carcel, que no es otra cosa, que las cosas a las que queda apegado en este mundo.

Contemplé aquella inmensidad llena de fantasmas, que inclusive sus espacios se entremezclaban entre ellos, los más recientes eran más visibles que los más antiguos, en el mismo lugar podía haber varias épocas de varios de ellos. Aquella inmensidad me abatió, ¿cuántos miles de millones había allí?, un fantasma tiene una influencia negativa sobre el cuerpo de un humano vivo, si uno de ellos entra en el cuerpo de un hombre, este empezará a sentir efectos adversos, se deprimirá, se enfermará,  y no podrá tener una vida tranquila, ¿que sería si toda aquella inmensidad salieran a nuestro mundo?, por cada humano vivo habria miles de estos fantasmas.

Me di la vuelta y descendí hasta la calzada del puente, ya mis pies permitían que los controlara, La Mala ya estaba satisfecha con lo que yo había visto. A medida que descendía, vi que justo en el borde
del puente, donde había un saliente de unos 50 centímetros estaba sentado el joven que había visto anteriormente sacar la neblina que cubría la entrada al mundo de los fantasmas, y que había creído que se lanzara sobre las tumultuosas aguas.

Me quedé observándolo, el no me veía a mí, por sus ropas deduje que era un humano, usaba un pantalón tejano con campana, una camisa floreada, abierta hasta el plexo solar, y un pelo largo enmarañado, desarreglado, propio de la década de los 80. Era evidentemente atractivo, de unos 18 años, se había sentado justo a la mitad del puente, con sus pantorrillas colgando y meciéndose, sus dos manos se apoyaban en el saliente del puente y observaba el agua que pasaba bajo sus pies con enorme rapidez. Estaba pensativo, contento, aliviado de una gran carga, su gesto era del que se reía de una maldad hecha a alguien, parecía que se la había jugado a uno que le caía mal.

Pronto me di cuenta, que no se trataba de un muerto, aquel ser estaba vivo, bien vivo, sus ojos lo decían a gritos. Entonces ¿Quién podría ser una persona que estando viva, pudiese estar en aquel mundo donde ningún humano podría sobrevivir?, abrir la puerta que separaba el mundo de los recién muertos y el de los fantasmas, y desplazarse sin ningún temor, más bien feliz, por aquellos tenebrosos lugares. Solo hay cuatro seres que puedan hacer aquello, dos son mujeres, por lo que quedaban descartadas, entonces me quedaban solo dos opciones, o el antiguo inmortal Yama o el inmortal Kal, señores de los Fantasmas, o señor del tiempo.

Los pensamientos se agolpaban en mi mente, lo que acababa de ver era de una importancia suprema, transcendental. Pedí disculpas mentalmente a La Mala, ahora entendía porque me había obligado a ver aquello, que tanto miedo me causaba. Este joven solo podía ser un Inmortal, aunque tenía un cuerpo humano, y ya yo tenía claro que, de las dos posibles opciones, solo podría ser Kal el Inmortal del tiempo, y antiguo gobernante del reino donde yo había aparecido en aquella visión, Yama no podría ser de ninguna manera, porque él sería el último en nacer como Inmortal, y cuando esto suceda ya se habría iniciado la Guerra de Kalki Avatar contra el antiguo Ushas, o el Inmortal caído. Grite en voz baja:

-- ¡Joooooooder! Es nada menos que Kal, ¡Joooooooder! Es Kal, ¡Joooooooder!.

Aquello era una alegría para mí, eso significaba que si ya había un Inmortal en los mundos de los Muertos, entonces el Óvulo Universal ya se había activado, La Madre universal  ya estaba dando a luz a todos los Inmortales, al fin llegaban los nuestros, al fin llegaba el tiempo que tendríamos quien nos protegiera. Las lágrimas cayeron de mis ojos, pensé en mi Señor:

¿Cuándo te volveré a ver?, ¿cuándo podre responder  y decirle la verdad en la cara a todos estos sinvergüenzas sin temor? porque sé que tu estarás detrás de mí, contigo a mi lado, me vuelvo un valiente, sin ti, soy nadie.

Había tenido varias visiones a lo largo del tiempo, sabia perfectamente quienes eran estos inmortales
en las diferentes culturas, sabía que este Kal Inmortal del tiempo, era el mismo Elías de nuestra cultura occidental, y que el Señor Yama es el mismo Señor Jesús de Nazaret.

La alegría me embargaba, pero los pensamientos seguían agolpándose en mi mente, ¿Por qué este Elías, había abierto el paso entre el mundo de los fantasmas y el mundo de los recién muertos? ¿Sería que los llevaría al mundo de los humanos? Entonces vi como aquel joven, que “no me veía” giro su cabeza hacia donde yo estaba e hizo un gesto negativo. Aquello respondió a todas mis preguntas. Sería el mismo Yama, o Jesús, como se le quiera llamar, el que vendría, le sacaría todas las ataduras a aquellos fantasmas y los liberaría, ese era su trabajo cuando gobernaba este mundo, al fantasma no se le dejaba dormir, se le mostraban las consecuencias de lo que había hecho, dentro de su propia cárcel mental, y cuando ya era consciente se le liberaba e iba a donde estaba su Yo, para que este no cometiera los mismos errores, y se afianzara en lo que era correcto, pero ahora en toda la era de Kali Yuga, ningún fantasma podía salir de las cárceles mentales, por lo que en el mundo de los vivos no había consecuencias por matar, robar, violar o cualquier mala acción.

!Las puertas del mundo de los Fantasmas estan abiertas¡ Este Gran Señor, vendrá liberará a todos los muertos, y les dará permiso para que cada uno arregle sus cuentas, esta es la Resurrección de los Muertos, y el Juicio Final.

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